Nació como un sueño, pero se convirtió en una pesadilla. Naciones antaño orgullosas, con siglos de historia a sus espaldas, se vieron invadidas por una marea humana decidida a esquilmarlas y, en última instancia, a conquistarlas y borrar todo lo que representaban. Afortunadamente, hubo gente valiente que hizo frente a la invasión, que comprendió que Europa no era un concepto positivo, sino una trampa. Y, cuando por fin gente sensata llegó al poder en las diversas naciones que componían la mal llamada Unión Europea, tomaron la única decisión posible: abandonar un ente fallido y recuperar aquello que les hizo grandes en el pasado. Y Europa volvió a ser lo que fue en su día, lo que nunca debió dejar de ser: un continente formado por países independientes que miraban por sus propios intereses.