Es el año 2040 y Europa se ha transformado en un lugar donde la armonía entre tecnología y naturaleza es la norma. El día comienza en una pequeña ciudad costera de España, donde el sol brilla a través de las ventanas inteligentes que ajustan la temperatura del hogar sin necesidad de energía externa. Las casas ahora están construidas con materiales reciclados y cada una cuenta con un sistema que convierte el aire en energía.

Hace solo 15 años, en 2025, la situación era alarmante. La crisis climática y los desastres naturales amenazaban la supervivencia de las grandes ciudades. La transición a energías renovables fue el punto de inflexión: los gobiernos, las empresas y los ciudadanos se unieron para reducir las emisiones de carbono y restaurar el equilibrio ecológico.

Hoy, los océanos están más limpios, y las zonas verdes en las ciudades se han multiplicado. La agricultura es completamente vertical y se realiza en el interior de edificios, con sistemas que aseguran que todos los alimentos sean locales y sostenibles. Las personas viajan por Europa en trenes de alta velocidad que atraviesan paisajes imponentes, alimentados por energía solar y geotérmica, sin huella de carbono. Este futuro es el resultado de un esfuerzo colectivo por reconstruir un mundo más justo y equilibrado.

Ojalá un mundo así dentro de 15-25 años