Me gustaría una Europa totalmente sin fronteras, verde, donde la movilidad deje de depender de los combustibles fósiles y podamos ir de una punta a otra en pocas horas en tren o avión y que los intercambios sociales, culturales y personales sean más fluídos. También me gustaría una Europa donde los jóvenes tengan asequible acceder a una vivienda, que sus trabajos sean remunerados de manera justa, con un mínimo salario en los 27 países. Que se pueda conciliar vida laboral y personal y donde el ciudadano y la ciudadana tengan unos mínimos básicos para vivir en cualquier país: vivienda, educación pública, sanidad pública, servicios sociales, acceso a medios de transporte eficientes a menos de media hora de sus domicilios y conectividad, desde Laponia a Galicia o desde Irlanda a Transilvania. Y por supuesto que el EURO sea la moneda de todos.